La economía argentina tuvo variaciones de precios claramente superiores a las verificadas a nivel internacional, a partir de mediados del siglo pasado. Más precisamente, puede decirse que Argentina desde 1949 (luego de la crisis de su Balance de Pagos del año anterior) comenzó a padecer un proceso de inflación crónico que perduró por muchas décadas. Dicha historia puede dividirse sintéticamente en varios periodos.
1948-1974: La tasa promedio de inflación (medida por el entonces denominado Índice de Costo de Vida) fue de aproximadamente un 28% anual, aunque registraba bruscas fluctuaciones. Así por ejemplo en 1958 fue del 31.6 % y en 1959 saltó a un 113.7%, cayendo a un 27.3% en 1960.
1975-1985: desde el “Rodrigazo” (Junio de 1975) hasta el lanzamiento del Plan Austral la inflación en Argentina se manifestó con tasas de crecimiento elevadísimas que superaban los tres dígitos anuales.
1985-1989: Anunciado en junio de 1985, cuando la inflación de aquel primer semestre ya llegaba al 303.9 %, el Plan Austral logró estabilizar la economía sin provocar efectos recesivos. El tránsito desde una tasa mensual del 30.5% en junio a sólo 1.7% en Febrero de 1986 fue un éxito muy significativo del programa implementado.
Sin embargo la alegría duró poco tiempo y nuevamente los precios comenzaron a crecer. La experiencia que le siguió al Austral (el Plan Primavera) fracasó y Argentina comenzó a transitar un camino con un destino final hasta entonces desconocido: la hiperinflación.
La hiperinflación:
En 1989 se produjo el primer incidente hiperinflacionario que disparó el crecimiento de los precios a niveles nunca antes registrados. Hasta ese momento, los argentinos creían que las hiperinflaciones eran sólo patologías del proceso económico que estaban asociadas a situaciones muy especiales como las guerras o circunstancias equivalentes.
Las hiperinflaciones “clásicas” parecían tener su origen en causas vinculadas a la carga que significan para una economía los conflictos bélicos o las posteriores reparaciones exigidas a los derrotados.
En rigor de verdad fueron varios los países latinoamericanos que experimentaron procesos similares hacia fines de los ochenta y comienzos de la década de los años noventa. Nicaragua en 1988/89 registró una tasa anualizada del orden del 14.000%, Bolivia en 1985 y Perú en 1990 se aproximaron al 8.000% y Brasil en 1993 vio crecer sus precios alrededor de un 2700%.
América Latina conoció entonces un fenómeno económico que parecía pertenecer a otros tiempos y a otras latitudes.
Argentina también vio “explotar” su sistema de precios y “morir” a su moneda. La variación anual de los precios al consumidor llegó en 1989 a mas del 3000%. La evolución mensual del proceso que se muestra en el cuadro indica claramente la aceleración del crecimiento de precios en dicho año.
En el mes de julio de 1989, el incremento del índice de precios al consumidor alcanzó un 196,60 %. Se fue Alfonsín y la llegada de Menem al gobierno morigeró las tasas de inflación, pero no por mucho tiempo.
Después de haber bajado a un 6.5% en Noviembre, en Diciembre creció un 40.1%, en Enero de 1990 un 79.2% y en Marzo del mismo año ya superaba el 95%. Aunque poco recordados, Menem enfrentó dos picos hiperinflacionarios (y tres cambios de Ministros de Economía) hasta la puesta en marcha del Plan de Convertibilidad.
Desde la puesta en vigencia de la Convertibilidad la estabilidad de precios caracterizó la evolución de la economía argentina, aunque dicha política económica generó efectos negativos en otros aspectos. El juicio evaluativo de dicho periodo ha sido formulado en una nota especifica publicada con anterioridad (“Argentina y los noventa: La otra década perdida”. Suplemento Debates. 5/12/04).
La crisis del 2001, que no puede ser interpretada con independencia de las decisiones adoptadas en los noventa, y el camino elegido con posterioridad han conducido a la economía a la situación actual.
Una sociedad desgarrada por la exclusión social, con una injusta distribución del ingreso, con un crecimiento económico que se asienta más en incrementos de utilización de la capacidad instalada que en nuevas inversiones, y que cuando está saliendo dificultosamente del “default” parece que deberá enfrentarse a una vieja conocida: la inflación.
El debate que ya se ha abierto convocará una vez mas a diferentes aproximaciones teóricas para analizar las causas que explican la inflación y consecuentemente las medidas que se aconsejarán para combatirla serán variadas.
En el 2002 la cotización del dólar respecto al peso abandonó su paridad de un peso por dólar. Básicamente, el cambio de una tasa fijada a una tasa flotante fue lo que salvó al país. Siendo la inflación del 31%.
Desde 2003 bajo la presidencia de Néstor Carlos Kirchner Ostoic, la economía argentina ha ido recuperándose y la tasa de cambio con el dólar está en una tasa segura de 3:1. En fin, la crisis puede ser vista como una lección para las economías de mercado, es decir, un país no puede mantener una tasa fija, el flujo libre de capital y el control de su política monetaria todo al mismo tiempo. Siendo la inflación del 10%.
En el 2004 se vivía una inflación del 9%, cayendo un punto respecto al 2003.
En el 2005 se incremento llegando a 12,3%.
En el 2006 la inflación era del 10%.
En el 2007, la condición de la economía argentina es mucho mejor que su condición en 2001 o 2002, pero hay muchos problemas internos, tal como el desempleo, deuda pública y pobreza, que pueden impedir al país alcanzar su potencial y crecimiento aún más.Cerrando este año con una inflación del 8,5%.
El 2008 cerró el año con 7,2% de inflación.
En el 2009 la inflación paso al 7,7%.
En el 2010 la inflación cerró en 10,9%.
Se aclara que los datos porcentuales son los emitidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC), como así también es importante resaltar que no son los realeas, o sea los que padece la comunidad argentina al cubrir la canasta básica.
En el link -http://www.tasadeinflacion.com.ar/category/inflacion-2010/ - menciona:
"Lo que comprabamos hace unos años con determinada cantidad de dinero ya no nos alcanza ni para comprar la mitad. Y es una realidad, la inflación deterioró el poder de compra del billete de 100 pesos. Ademas de tener que reforzar el Central la distribucion de billetes.
Tal es el deterioro que un billete con la imagen del ex presidente Julio Argentino Roca de hoy equivale a 36,3 pesos de uno de hace siete años y a 79,1 del 2009.
De diciembre de 2003 a diciembre de 2010, tener un billete del valor más alto cambió de significado por el aumento sostenido de precios en ese período en el que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) se mantuvo intervenido por el Gobierno.
La demanda de billetes de esta denominación se elevó significativamente y derivó en la escasez actual. Y hasta se penso en crear billetes de doscientos pesos para alivianar todo este deterioro.
Puntualmente esto se siente en los alimentos, la suba de los mismos fue tal que para comprar muchos de ellos, ejemplo la carne, hoy hace falta muchisimo mas que el triple. En el siguiente cuadro podemos verlo paso a paso y en los ultimos 7 años. "
Concluimos esta información con las palabras del economista Friedrich A. Hayek (Premio Nóbel 1974):
“Todas las inflaciones son tan terriblemente peligrosas precisamente porque mucha gente, economistas inclusive, creen que, cuando es pequeña, es inocua y hasta beneficiosa.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario